En fin, no nos faltó nada, que no nadie porque sí que echamos de menos a los que no estuvieron. Aprovecho para dar la bienvenida a la nueva incorporación, deseando que se sienta a gusto entre nosotros.
El frío viento de la mañana nos obliga a abrigarnos bien y a iniciar la marcha rápidamente. La fuerte cuesta no es obstáculo ya que queremos entrar pronto en calor, así que nos dirigimos con premura hacia la fuente Arquilla y el camino que nos lleva hasta el puerto de las Viñas. El frío desaparece con la protección del bosque que nos resguarda del viento.
La primera foto nos asoma a los pueblos del Valle del Genal. Desde allí, hace unos meses, veíamos la Sierra que hoy vamos a recorrer.
Y continuamos.
La vegetación desaparece y afloran las blancas calizas que contrastan con las rojas peridotitas de Sierra Bermeja, al este. En su confluencia, el Cerro del Duque con un espeso bosque mediterráneo, al fondo el Torrecilla, nevado, es la blanca guinda de este rojo pastel. Más arriba la vista alcanza un amplio panorama que incluye el rio Genal, el Hacho, Jimena de la Frontera, El Peñon, la costa y África. La crestería hacia el Casares aparece tentadora para algunos pero los guías no lo recomiendan, así que bajamos y nos dirigimos al mirador donde almorzamos. Nuestros más intrepidos montañeros quieren atacar el Casares como sea, así que iniciamos la subida monte a través en este caso en sentido contrario, dirigiéndonos hacia el este intentando ganar altura. Lo único que conseguimos fueron pinchazos y risas en esta vueltecita por la "crepería", así que nos fuimos por el café al pueblo como sabiamente estaba organizado para después realizar la visita de rigor por sus blancas calles, castillo, alcazaba e iglesia. Antes un buen baño de pies en el arroyo Albarran. FotosDe vuelta a casa muy contenta y bien acompañada.
¿Tronco o raíz?
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