Rio de la Miel -Guadalmesí

¡Otra ruta conectando dos ríos! El de la Miel y el Guadalmesí. Antes habíamos unido el primero con el de Botafuegos, en un paseo espectacular por los canutos de Los Alcornocales y ahora nos desplazamos más al oeste para cruzar la "Selva del Sur".

Tenemos suerte: el tiempo y el clima nos acompañan: el día está soleado y la primavera nos ofrece numerosas flores en los ojaranzos, digitalis por todas partes y helechos que llegan a cubrirnos, arriba los espinos están en flor y hay orquídeas y botones de oro por todas partes. Buenos amigos nos acompañan y Ángel nos explica el valor que tiene lo que estamos viendo, su exclusividad y la importancia de cuidarlo bien. Da gusto escucharlo. Hay tanto en este parque que hay mucho que aprender. Iniciamos la ruta en El cobre para ir subiendo por el río de la Miel, disfrutando de sus cascadas, bebiendo en sus manantiales, observando los diversos tipos de helechos,

algunos de ellos tropicales y muy raros en Europa, embobándonos con los rododendros, mirando al cielo a través de las copas de los quejigos y los alisos... Lo abandonamos nadando entre los helechos (a veces, buceando) en dirección a la Senda de los Presidiarios para buscar la casa en ruinas con los eucaliptos y subir hasta la angarilla del Puerto de la Higuera. Desde aquí el cortafuegos y el sol nos esperan, pero las flores blancas y las parásitas rojas(citynus) de las jaras y las vistas de "la Selva", Algeciras y Los Barrios, nos ayudan y, ya arriba, el airecito nos reconforta en nuestro camino hacia el Tajo de las Escobas. Nos sentamos a comer en un bucólico prado cubierto de flores entre la exotica "Acebeda de Comares" y el extraño quejigar de los Llanos del Juncal.

El sol está radiante, pero no sentimos calor, el suelo está húmedo pero no notamos frío, la brisa corre, pero no molesta... Es la alegria de un lugar único que a todos nos contagia y que los riojas, riberas de Duero y Pedro Ximenes aumentaron. ¡Qué no decaiga! Nadie quiere irse. Algunos van a buscar agua, otros duermen...

En fin, hay que irse, el Gitano, cargado de antenas nos espera. Y allá que vamos cuesta arriba. Desde allí podemos ver las costas gaditanas y africanas, el "Pinar de Monte Ahumada" y a nuestra espalda las herrizas, no deforestadas sino  forestadas por especies adaptadas a la pobreza de su suelo y a las inclemencias del tiempo, entre la que destaca la drosófila lusitánica.

Bajamos ya desesos de zambullirnos en el bosque enano, bosque de niebla o "Quejigal de los Llanos del Juncal", sítio mágico donde los haya. Sus quejigos, no sé si adaptados al medio o especie diferente, son pequeños pero tienen el porte de los jóvenes sino de los viejos, sus troncos y ramas están cargados de musgo verde que cuelga, no veo líquenes grisáceos, todo el suelo está verde y fresco, la yedra recorre muchos troncos y las luces y sombras juegan a transformar las imágenes. Hoy no hay niebla, todo brilla reluciente y alegre.

Vamos bajando por el río, ahora es el Guadalmesí o río de las Mujeres, según cuenta la leyenda . El quejigal se acaba pero el bosque nos acompaña hasta el final y cuando el sendero se descubre vemos el mar y "la Selva", pasamos por debajo del puente de la carretera y aparecemos en el Mesón de Sancho donde hemos quedado con la rubia que, claramente, no soy yo que hago todo el camino.

Aquí están el track y las fotos.